Viernes

Encerrado en los confines de mi
corazón,me he dado cuenta de
la gran soledad que me rodea.

Como una habitación con espinas
blancas que punzan a mi cuerpo,
siento  a ese sentimiento que antes
no era nada.

Si estoy en la tierra ,o en medio del
espacio cubierto de estrellas, sigo
sin saber que es la compañia.

Mi corazón late con un pulso acelerado
que se detiene por instantes, y revive
al caer sobre él, un flujo de lagrimas
que se torna casi constante .

Todo fue destierro, desde aquel
día en que nacieron, los deseos
de amarte.

Tan solo y vació, acompañado
solamente por la danza de mis manos
que se esfuerzan por mantener
callado a mi lamento.

Caigo nuevamente en el desamparo y
mi sollozo ya cubre el manto véridico
de los momentos que  pasaron.

Tanto tiempo a pasado.

Soy tan inerte ya, por los años que murieron
frente al mar,que ni las nubes al enfrentarse
  logran hacerme despertar.

Acaso
¿La luna y el Sol sienten éste desamparo?

Y mis parpados se cierran nuevamente,
llevandome al sueño que mi  mente
vive como flajelo,la ilusión de tenerte.

Y mi ánima siente adormecerse,llevando
un  anhelo no cumplido, como un ramo
de rosas,a su tumba que le espera,
en el cementerio marchito y olvidado,
como la soledad que antes en vida,
hubiese soportado.