Hasta las cenizas me consumiste con tu suspiro.
Tus palabras quitaron las llamas que en mi
ondeaban como un corazón.
Me volviste invierno cuando tu cuerpo se
irguió
en verano, y en las noches eternas me abandonaste,
haciéndote la única claridad en las penumbras.
Me embebiste en caricias, me inundaste en sonrisas,
me quitaste el sosiego, me arrebataste los sentimientos.
cerraste mis ojos, besaste mi frente y
me dijiste hasta
pronto.
¡Oh, cuantas veces me hiciste antónimo!
Me volviste solo yo,
solo un hombre,
solo carne.
Leandro Yñiguez, Autor de obras inéditas registradas – 04/06/12