. Espinas Marchitas: 2013-01-27

domingo, 27 de enero de 2013

Veneno para un pobre.


No resistí tanto como quería.

La soledad era el único veneno
que mi pobreza me permitía.

Algunos, agónicos, desterrados,
infelices y mal llevados,
se entregan a los brazos del óbito,
por vulgares o por indecisos.

Pero es tanta la pena,
que simplemente,
 no puedo darme ese lujo del destierro
a abismos infinitos y secos,
donde almas  sumen
sus parpados al  sueño eterno.

¡No, no, simplemente no puedo!
Porque es tanto el desasosiego, 
tanto el agobio,
 tan pesado el lastre que cargo sobre
mis espaldas,
como  el equipaje de un errante,
que simplemente no puedo deshacerme del sentimiento,
del anhelo,
de la última esperanza,
de  verle  entre mis alas.

 Leandro Yñiguez - 27/01/2013

Epitafio III


Si de roca fuese el cuerpo que ciñe mi alma, 
fácil sería decir que sobre su rostro han muerto las nubes,
que de su sangre el rostro se inundó.

Mas la certeza es pura y no tan lejana: 
ella lloró y yo bebí sus lágrimas con mis mejillas.

Leandro Yñiguez,  26/01/2013