Siento que el fuego ya no brinda su calida
llama, cuando sufro el destierro en mi alma.
La mordaza que oprime,y hace gritar hasta
a el mas eterno silencio,libera de mi ser,
el estrepito de ira calma, en las noches que
yo ya no sé.
No sé si vivo o muerto ,me siento u estoy.
Mientras busco la esperanza, a tientas en
la oscuridad completa, tropiezo nuevamente
con mi mismisima apariencia.
De espaldas, roba lo que busco, y huye
presta a no devolver jamás, una mirada
que no le pertenece más.
Sin rendirme nunca,voy pronto, a atarle ya
a mi mente nueva.
Más cuando amanezca una primavera en la cumbre del cielo
y se refleje en el espejo maldito del agonico mar.
Cantara el ave moribunda,para atestimoñar, la vida
nueva, que nace, luego de despertar.
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